lunes, enero 01, 2007

Mariposas en el estómago

Mi pelo se aferra a mi cara, pues ese viento no para de soplar, mis pies andan solos, nadie les da señales de hacia donde deben ir ; yo les sigo. Ahora el viento paró pero su hermana me viene a visitar, estoy empapada, bajo la calle corriendo, no veo nada, aprieto mi carpeta sobre mi pecho, pues esos trozos de papel son importantes para mi, sigo corriendo, levanto la mirada, no me da tiempo de apartarme. Allí estamos los dos, tirados en el asfalto, mojados, sin conocernos. Él se acerca , me ofrece su mano para levantarme y me retira dulcemente mis pelos, que están pegados como medusas en mi rostro. Lo miro, me tapa con su chaqueta de lana, le sonrió, me devuelve la sonrisa. Otra vez esa sensación…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo nunca entendí ese laberinto de tactos separados.
Un plic y un plac.

Patricia Angulo dijo...

Uy!

¡El amor!

Y hablando de buscadores encontrados...

Besos